
Belén Esteban se ha coronado reina de este verano televisivo de rebajas, repeticiones y programas baratos que generen mucho dinero. La audiencia simpatiza con los modos y maneras de una joven que maneja tan bien los modos de hacer televisión que incluso tiene su propia frase como estandarte: "¿me entiendes?". La Esteban se ha creído su personaje, y como les pasa a las grandes estrellas catódicas, ha acabado convirtiéndose en una caricatura de sí misma. Ayer, sin embargo, con la acusación de drogadicta se le heló la sonrisa. Hoy, Jorge Javier Vázquez ha sabido reconocer las cosas como son y le ha atribuido a ella el éxito de audiencia. Y ella ha vuelto a sonreir.
La factura de todo esto es que Sálvame se ha convertido en un programa al servicio de Belén Esteban. Todo gira a su alrededor en busca de polémica y audiencia. En busca del espectador morboso que quiere ver una lucha de mujeres en el barro, aunque sea sin barro. Y les funciona. Pero el éxito de audiencia no se debe tanto a Belén Esteban, como apunta su presentador, sino a María José Campanario y su familia por perder los nervios e insultar al programa y sus presentadores en su vano intento de defenderse. Ha sido al ponerse a su misma altura cuando el programa ha descubierto el filón y les han vuelto a colocar en el objetivo. Todo olvidándose del horario protegido en el que se emite. Sin importarles lo más mínimo el horario infantil y los niños que se pasan por ahí. Antes, con El tomate decían que los niños a esa hora estaban en el colegio. Ahora, en pleno verano, simplemente callan mientras el programa va creciendo en disparates y aumentando en horario.
[Sálvame se emite de lunes a viernes a las 16.00 h. en Tele 5]
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