Hace tiempo que comprendí que las tardes de Antena 3 eran demasiado pequeñas para que conviviéramos El diario de Patricia Gaztañaga y yo. Sobra decir quién acabó buscando refugio en el exilio. Años después, me he reencontrado con La Patri (sí, sí con el La delante). Y es que hasta ahora sólo nos habíamos visto fugazmente a través de algún zapping, de esos en los que la presentadora vasca se descojona a la cara de su invitado o en el que le fuerza a decir lo que ella quiere escuchar y que previamente se ha subtitulado en pantalla, como si fuera un karaoke.
En esos mismos trozos de programa –extracto sería demasiado elegante para ellos–, me habían dado la impresión de que La Patri ya no se anda con rodeos y va a degüello con el invitado de turno, y quería confirmar si esta impresión se mantenía al ver un programa entero. Y así lo he hecho. Y toca felicitar a La Patri y todo su equipo. Por su capacidad para torear y humillar a los invitados con tan mala baba pero sin perder la sonrisa... ni la audiencia. Pero, sobre todo, por no caer en la tentación de despachar sus desgracias con la sintonía de aquel otro programa de la cadena: "Ya sabes que eres un pringao, ta tocao, ta tocao..." Por eso, porque tanto el equipo del programa como los espectadores sabemos que aún podría ser peor... gracias.
[El diario de Patricia se emite de l-v a las 19.00 h. en A3]
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