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El teletipo saltaba hoy en las redacciones de los periódicos: Un juzgado de Sevilla ha citado a declarar como imputada a Samanta Villar, la periodista del programa 21 días, de Cuatro, acusa de ser cómplice de robo de unos hierros mientras realizaba uno de sus reportajes, en concreto en el programa titulado "21 días en una chabola". Al parecer, la periodista acompañó a cuatro miembros de una familia –también imputados– en el presunto robo que asciende a algo más de mil euros (incluyendo el precio del candado que rompieron), según el denunciante. La noticia asegura que es la segunda vez que se cita a Villar puesto que la primera, en un juzgado de Barcelona (su residencia habitual), no compareció.
Tras saltar la noticia, Cuatro se apresuró, claro, a dejar claro que su presentadora "nunca se ha negado a colaborar con la justicia, como ya demostró con su declaración voluntaria ante la Guardia Civil", pero lo más surrealista es que añade que su participación en el robo se debió "al desempeño de una labor informativa, sin ánimo de lucro". La pregunta, claro, es qué es lo que no tenía ánimo de lucro. Si es el repotaje. O el robo. El reportaje está claro que no, puesto que se grabó para emitir por televisión y recaudar un pico con la publicidad. Y en cuanto al robo, parece irrelevante si tiene o no carácter lucrativo o uno sólo roba por divertirse, como esos niñatos que roban coches para luego irse de juerga o estamparlos por ahí. (Samanta aquí tienes otro "divertido" reportaje de esos que te gustan a ti para tu colección: "21 días robando y estampando coches").
Si esto fuera Veredicto o el hoy rebautizado como De buena ley y tuvieras que dictar sentencia ¿cuál sería?: ¿Es Samanta Villar cómplice de robo por lo que hizo o es inocente porque ella sólo estaba haciendo un reportaje? Al margen de la pregunta, el suceso da pie a una profunda reflexión: hasta dónde puede llegar un periodista en el ejercicio de su profesión. Personalmente, no me gusta que el periodista tenga una papel protagonista en sus reportajes, que todo gire en torno a él. Quizás soy un periodista de la vieja escuela y me gusta que el periodista sea prácticamente invisible a los ojos del espectador, que no note su presencia. Justo lo contrario de cómo se trabaja hoy en televisión. Pero el suceso me provoca también una cuántas preguntas, sobre todo si ella no llegó a coger nada de lo que robaron sus acompañantes: ¿Grabar un robo es cometer un delito?, ¿Grabar una manifestación ilegal es ilegal?, ¿Grabar un asesinato, un atentado, un violación te convierte en cómplice? Claro, que al mismo tiempo se me antojan otras preguntas: ¿Saber que alguien va a cometer un robo y acompañarle para grabarlo es un delito? ¿Saber que alguien va a cometer un asesinato, atentado o violación y grabarlo en lugar de evitarlo es un delito? El debate está servido: ¿Es Samanta Villar inocente o culpable?
[21 días prepara actualmente nuevos programas para Cuatro]
El fallecimiento de Patrick Swayze, víctima de un cáncer que no ha podido superar, deja tres momentos (hay muchos más) recordados por todos y que, siempre, en televisión han funcionado muy bien. Norte y Sur, Dirty Dancing y Ghost. Una serie y dos películas. ¿Nos sorprenderá la tele estos días con el recuerdo de alguna de ellas a modo de homenaje?
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Pues sí. TELEpatético [el blog más patético de la tele] cumple hoy tres años. Si le has dado ya al play que sepas que la voz chillona de la niñata del cumpleaños te acompañará durante todo el festivo día (y si no te haces una lobotomía a tiempo es posible que durante el resto de tu vida, porque la experiencia es muy, pero que muy difícil de olvidar y es muy probable que deje secuelas).
Para quienes se preguntan cómo es posible que el blog más patético de la tele haya llegado vivo a los tres años, es muy sencillo. Sólo han hecho falta dos cosas para lograrlo: cumplir un año y luego cumplir dos años. Con estos antecedentes ha sido sencillo llegar a los tres que toca celebrar hoy. A todos los que han hecho el camino y a los que se han ido sumando después, muchísimas gracias. Porque sólo por vosotros el blog más patético de la tele tiene lo mejores lectores de blogs de la tele.
Ya no hay cartelitos con ráfagas musicales. La TDT gratuita está de luto porque ha perdido hoy un canal de su oferta. A partir de hoy para ver Gol TV por TDT hay que pagar. Y con ello, la cuenta atrás para posibilitar la desaparición de un canal por operador ha comenzado: Hoy se ha apagado una frecuencia en el dial y pronto serán más. La tele de pago ha metido un gol por toda la escuadra a la tele gratuita, porque no es que se haya ampliado la oferta existente con un canal más de pago (como en su día se hizo con Canal Plus) sino que se ha eliminado un canal en abierto para codificarlo. Un canal que primero nos trajo música (Telehit), después se domesticó (Hogar 10) y ahora ha apagado su señal gratuita para convertirse en emisor de un canal de pago (Gol TV), cuando lo suyo es que este canal hubiera venido a complementar la oferta gratuita y nunca a eliminarla. Descanse en paz.
"Me parece una mamarrachada que conviertan
canales gratuitos en canales de pago"
¿Se acuerdan de Vídeos de primera? Los aficionados a grabarlo todo con su cámara de vídeo mandaban sus tropelías al programa y si eran uno de los mejores recibían premio en metálico. La cosa de los tropezones ante la cámara se fue ampliando a pequeños montajes, cortos y todo tipo de videocreaciones. Ahora YouTube se ha propuesto seguir esta estela televisiva y anuncia que ya está bien de ganar pasta con los vídeos de sus usuarios y asegura que repartirá parte de las migajas con los autores de los vídeos más vistos. Casi nada. Todavía no dicen, claro, cuánto será la pasta ni las visitas necesarias pero sí aclara que, de momento, la cosa se limitará a Estados Unidos.
La mejor calidad de imagen, sonido y duración de la competencia o su mayor respeto a los usuarios (al no borrar, al menos todavía, vídeos ni cuentas enteras de los usuarios por una simple reclamación sin previo aviso y sin escuchar a ambas partes del conflicto) ha hecho que YouTube haya perdido interés para muchos usuarios avanzados de estas cosas de internet. Ahora mueven ficha y aseguran que pagarán. No es mala la propuesta y de momento ya le ha servido para llenar titulares tanto en internet como en la prensa tradicional.
Aquí va un ejemplo de lo que es hacer y subir un vídeo creativo en internet. Había dos opciones: Uno, subir el vídeo musical de Jai Ho o dos, hacer esa divertida coreografía que ha sido vista ya más de un millón de veces. Su autor eligió la segunda opción y hoy es, al igual que su novia, infinitamente más popular y admirado que antes de hacerlo. En realidad, la política de YouTube haría que se eliminara, al menos la banda sonora del vídeo, a la mínima reclamación de la casa discográfica en comercializarla. Pero de momento aguanta en la red este ejemplo de genialidad y ritmo: Que dure:
¿Qué necesita la gente de pocos amigos? Una agenda pequeña. Es una de las lecciones aprendidas este verano con la segunda entrega de los Micropoemas de La Sexta, uno de los poquitos grandes placeres que nos ha dado la tele este verano y más en concreto el canal verde, que se ha limitado en lo demás a tirar de reposición. La adaptación televisiva en los cortes publicitarios de Los poemas de Ajo ha sido el pequeño gran regalo de este verano, uno de los pocos refugios que le ha quedado a esta tele nuestra para la creatividad. Pero, sobre todo, una prueba evidente de que en estos tiempos de Sálvame y su torpeza dialéctica (entre sus muchas torpezas) todavía se puede encontrar un huequecito poético, micropoético habría que decir, en plena televisión. Y en una televisión comercial y en abierto, como es La Sexta. Y es que las sorpresas llegan cuando uno menos se lo espera. Y, además, son reincidentes. Cuanta genialidad.
Por cierto, aprovechando que este blog es interactivo y tiene los mejores lectores-participantes os desafío a dejar en los comentarios vuestro propio micropoema relacionado con la tele. Por si no se anima nadie o para que sirva de pistoletazo de salida ahí va uno que he pensado, dirigido a la tele y carente de toda rima: "Si tu programación está moribunda... te desenchufaré". ¿Alguien se anima con otro?
(Para recordar los Micropoemas de La Sexta del verano pasado pincha aquí.)
¡Ya están aquí! Son los anuncios de los coleccionables en kioscos que, como los turrones en Navidad, nos avisan de que agosto está en las últimas y es tiempo de prepararnos para el otoño. Hasta hace unos años los cursos de idiomas por fascículos eran los primeros en asaltarme. Este año no. Ha sido el Titanic, el coleccionable de modelismo de la editorial Salvat, el que se asoma una y otra vez a mi televisor en una cruel metáfora de las ilusiones con las que comenzamos el nuevo curso y los muchos propósitos que nos hacemos (que luego retomaremos con el cambio del año) y cómo en poquito tiempo quedan destrozados tras chocar con el iceberg de la realidad. En el vídeo de arriba pueden ver cómo acaba la historia. En el de abajo, cómo empieza todo. A partir de ahí pónganse a cubierto, porque pronto vendrán las miniteteras de colección, las princesas de cuento o la casa gigante de muñecas enanas. Y todas saldrán a su encuentro cuando menos lo espere. Se lo aseguro. Garantía TELEpatético.