Terelu Campos y Anita Obregón ya están en la casa que las vio nacer (televivisamente hablando) y que abandonaron siguiendo el olor de la pasta. No vuelven como presentadoras, no, sino dispuestas a bailotear como gañanes –gañanas, que diría la ministra– para ganarse la confianza de la nueva dirección de la casa para ver si cae algo, que caerá vista la experiencia de anteriores participantes. Por los mentideros televisivos se comenta las ganas de la Obregón de retomar su papel de Ana y los siete que ahora se debería de llamar Ana y con ocho basta. También las ganas que tiene Terelu de retomar su faceta de presentadora de magazines como aquel Con T de tarde que hizo en Telemadrid.En realidad, será la primera vez que veamos a Terelu en TVE sin estar bajo las faldas de mamá. Claro, que quizás el mito de que Mari Tere Campos siempre incluye una clausula en el contrato para que contraten a su hijísima favorita Terelu ha cambiado y ahora es la niña la que ha puesto la cláusula para socorrer a mamá y sacarla del berenjenal en el que se ha metido en Tele 5. Ella confiaba que en la cadena de la rima fácil a quienes encerraban era a los chicos de GH –que vuelve el domingo– y lo que no podía imaginar es que la mayor encerrona de la historia de la cadena se la han hecho a ella al ofrecerle –y aceptar ella– hacerse cargo de lo que un día fue un informativo serio, La mirada crítica. Pero que no se preocupe, que siempre le quedará el consuelo de que el nuevo compi de baile de su hija le cante aquello de Estamos tan a gustito... aunque no sea del todo cierto.
[Mira quien baila se estrena el lunes por la noche en TVE1]
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