Prison Break ha cerrado temporada. La tercera. En La Sexta. Y promete regresar con una cuarta parte. No vamos a repetir aquí lo brillante, ingeniosa y deslumbrante que fue su primera temporada. Tampoco las muchas críticas negativas que han caído sobre la segunda y, algo menos, sobre esta tercera. El gran problema de Prison Break está en que sus sucesivas temporadas se están comparando con la primera, que fue ejemplar y es muy difícil que pueda superarse. El síndrome de Perdidos, lo llaman. Un comienzo genial que luego ha ido a la deriva. Pero si Lost ha sido capaz de reponerse, también puede hacerlo Prison Break. Aunque, claro está, Lost tiene muchos más elementos para jugar con el misterio y la sorpresa que una serie carcelaria que debe ir, más o menos, pareja con la realidad. Precisamente, esa secuencia del último capítulo donde los protagonistas se agarraban desesperadamente a la boya, a punto de ahogarse y esperando que alguien los rescate ha sido un poco la sensación que ha transmitido la serie a sus espectadores. Aún así, Prison Break se ha mantenido a flote, con un buen nivel y la historia de los dos hermanos sigue interesando, aunque estos últimos capítulos ha habido demasiada paranoia con La Compañía. Veremos qué ocurre con la cuarta temporada donde parece que el argumento girará en torno a la venganza.
[Prison Break se ha emitido los martes por la noche en La Sexta]
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