
El Chiki chiki ha ganado de una forma totalmente democrática (a través del voto de los espectadores). Frente a quienes dicen que tenía más posibilidades por la promoción que ha recibido desde La Sexta, hay que recordarles –y más en un día como hoy–, que es justo lo que ocurre en el juego político, donde hay partidos que tienen recursos económicos (y medios afines) para montar una campaña publicitaria tremenda frente a quienes sólo se pueden valer de los espacios gratuitos que otorga la ley electoral. Y nadie duda de que España no sea una democracia.
Por supuesto que La Casa Azul hubiera sido un más que digno representante (por eso resultaría dramático que volviera con "0 points") y tiene el futuro musical asegurado. Pero tras las ilusiones rotas de los últimos festivales está bien tomar distancia y reírse de todo mandando a Belgrado al personaje friki de Buenafuente. España se ha tomado Eurovisión demasiado en serio durante demasiados años y este cambio es necesario. Por favor, que las bailarinas sigan simulando que desbarran y tropiezan ante millones de espectadores europeos atónitos. Rodolfo, eurovisivos, España en general: toca perrear de aquí a la cita del 24 de mayo.
[Salvemos Eurovisión se emitió el sábado noche en La 1]
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