
Lo tengo que confesar. La Noria me produce somnolencia. Y claro, pensé que era producto de una pesadilla. Ángela Portero jugando a ser Merceditas Milá en plan destroyer asaltando clínicas y salvando pacientes en una sala de espera. "Les están estafando", les decía. "Pues a mí me da resultado", les confesaban los pacientes incrédulos. Y ella, salvadora de la humanidad a lo suyo. "Que no les grabamos las caras". Y allí nadie se movía. Y yo, desde el sábado pensando que había tenido una pesadilla. Y qué va, el reportaje existió. Lo he vuelto a ver tras leer una crítica negativa en la revista Supertele en la que, muy bien, apuntan que la destroyer "no logró un mínimo de credibilidad". Lo contenta que se habrá puesto Isabel Gemio, su enemiga número uno, que ahora ha bajado al segundo puesto, detrás de quien le ha dejado hacer este reportaje para dejar en evidencia a la Portero.
[La Noria se emite los sábados a las 22.15 h. en Tele 5]
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